Leemos
en la página/blog de los Chikos del Maíz una respuesta al artículo que
publicamos respecto a una cierta polémica generada en el ámbito internauta.
Esta polémica versaba acerca de los modelos de lucha, de su validez, del
carácter pequeñoburgués o no del 15M y sus métodos.
Para empezar,
agradecemos la molestia que se ha tomado el autor en contestarnos, y en
intentar aportar algo de racionalidad en un debate muy viciado.
Pero
creemos que hay varias cosas a las que es pertinente contestar. En primer lugar, no entendemos la manía
del autor con “hacernos temblar”, o hacernos “comparecer ante la justicia
popular.”. Creemos que el autor se mueve en una lógica de amigo/enemigo que muy
poco tiene de marxista, y sí mucho de fascismo, en concreto de fascismo Nazi.
Sus
palabras no nos han hecho temblar. Lejos de “temblar”, agradecemos las
reflexiones meditadas y respetuosas. Nos dejan, sin embargo, estupefactos
algunos argumentos. Por eso contestamos aquí de nuevo, por las mismas razones
que escribimos el anterior artículo.
No
nos preocupa que el Nega opine tal o cual cosa o se levante con el pie
izquierdo y lance exabruptos por facebook. Nos preocupa la enorme tolerancia
que reina entre ciertos sectores de izquierda hacia el exabrupto, el insulto,
la humillación, la denigración, cuando se trata de “criticar” a compañeros de
viaje en la lucha, a movimientos sociales que despiertan las simpatías de
amplias capas de la población. Nos preocupa la lógica identitaria y sectaria
que detrás de esto se esconde, nos preocupa que se identifique comunismo con esto precisamente.
En segundo lugar, queremos hacer notar
una trampa hábilmente ocultada a lo largo del texto. El artículo comienza
reconociendo un error que luego no se atreve a admitir. Comienza pidiendo
perdón por unas formas inapropiadas que durante el resto del artículo se
pretenden hacer pasar por “meras críticas”. No, los insultos y las
denigraciones no son meras críticas, son imposiciones externas, los
razonamientos no. Lo primero es más propio de Intereconomía, lo segundo,
esperamos, más propio de movimientos emancipatorios como el comunismo
Por
si no fuera poco, al insulto reconvertido en mera crítica se lo hace pasar por
algo meritorio, algo gracias a lo cual (y a la lógica que lleva implícita) se
consigue hacer virar el 15M hacia posiciones más radicales. Según el Nega,
gracias a gente como él que “no se ha rendido frente a esa cultura amorfa” del
15M, la bandera republicana se ha normalizado hoy dentro de las movilizaciones
del 15M.
No
estamos para nada de acuerdo con esto. Quizás el Nega se haya olvidado de que
el 15M lleva funcionando un año entero. Que sus asambleas han seguido
construyendo discurso, debatiendo. Probablemente el Nega no estuvo en las
asambleas generales de los pasados días 12-15M, donde los compañeros de
política a largo plazo expusieron el excelente trabajo que están realizando con
vistas a demostrar la continuidad del régimen actual con el franquista. Aquí se
trabajó verdaderamente por construir una subjetividad republicana, crítica con
el actual régimen. Las pataletas porque la población no se reconoce
espontáneamente en los símbolos que nos identifican no valen, ni valdrán,
nunca, para nada. La conciencia de clase no es algo espontáneo, hay que
construirla, hay que trabajar contra las corrientes de pensamiento dominante
que espontáneamente nos dominan. La conciencia de clase es, en todo caso,
efecto de las luchas, nunca su causa.
Eso
es hacer política, eso es actuar dentro del 15M, y bajo ningún concepto se
puede equiparar este trabajo a exabruptos que externamente se dirigen al 15M en
su totalidad en un vano intento de impugnarlo, ridiculizarlo, e incluso
humillarlo. Pero como decimos no nos preocupa el exabrupto en sí, sino su
lógica. La lógica de identificaciones que creó, los verdaderos efectos de ese comunicado convertido en público que
circuló por las redes sociales. La nueva respuesta del Nega, sigue, aunque con
mejor tono (lo cual agradecemos), en esta misma lógica.
Finalizamos ya. Uno no es comunista porque
se autodenomine así. Un comunista forma parte de la multitud (o de las masas,
si se prefiere) y de sus luchas
El comunismo no se identifica con
un partido, con unos líderes, con una ortodoxia; se identifica con la potencia
de las masas y sus esfuerzos de liberación. Pretender esencializar este concepto y convertirlo en atributo de tales o
cuales personas, de tal o cual partido, de tal o cual tradición o líder, es
robárselo al proletariado, que es al único al que pertenece. Y por proletariado entendemos no una forma
concreta del mismo, como pueda ser el obrero fordista, o el obrero parcial de
la manufactura, sino cualquier forma bajo
la que se presente la multitud expropiada y privada del libre acceso a los
comunes productivos. Hoy, el proletariado no es sólo ni principalmente el
proletariado fabril, sino un proletariado difuso cuya actividad productiva
cubre el conjunto de la vida social. No entender esto ha asegurado a la
izquierda el largo período de derrotas, de pasividad y de tristeza que hemos
conocido y que sólo ahora empezamos a superar.
Pero
sabemos bien a qué obedece la lógica desde la que se pretende fustigarnos.
Obedece a la ideología heredada del viejo bloque soviético en su etapa de
involución contrarrevolucionaria, el stalinismo. Como dice Marx, puede que el
Nega y los que piensan como él no lo sepan, pero lo hacen. Heredan un concepto
de comunismo que fue el resultado de su expropiación a las masas, para pasar a
convertirse en patrimonio de un aparato, de unos dirigentes, de una burocracia.
Pertenece a una lógica bajo la cual, todos lo que se opusiesen a esos
mecanismos de poder, eran declarados fácilmente “enemigos”, según la más pura
lógica fascista Schmittiana.
No
te preocupes Nega, no temblamos. El día improbable en que tú y los tuyos toméis
el poder y decidáis mandar a todos los universitarios al GULAG, como parece
deducirse de la tesis VIII de tu comunicado, sabremos que “la vieja mierda” de
que hablan Marx y Engels en la Ideología Alemana habrá vuelto, y no nos quedará
otra cosa que ofrecer sino resistencia, tal y como hacemos ahora. Y no sólo
desde la universidad, que por cierto está dominada por viejos y arcanos
dogmáticos, sino también desde nuestros trabajos, desde nuestras plazas y
calles, en todas nuestras relaciones (Somos dogmatofóbicos)
Mientras
tanto seguiremos en las plazas y en las calles, sumidos en la multitud para
transformarnos con ella, para radicalizarnos con ella, para algún día acabar
con toda forma de poder separado. Sólo entonces podremos decir que somos verdaderos
comunistas; hasta entonces, únicamente, lo habremos estado intentando.
Damos así por terminado este
intercambio. No creemos
que sea útil proseguirlo. En una de sus cartas, Spinoza se despedía así de Hugo
Boxel, su interlocutor que creía en los fantasmas y « probaba » la
existencia de éstos por la filosofía escolástica: “Lamento, muy honrado Señor,
haber sido más prolijo de lo que había deseado y no quiero importunaros más con
estas cosas que sé bien que no me concederéis, al partir de principios muy
alejados de los míos”. Hoy otras supersticiones y fantasmas merecen la misma
respuesta.
Vale.
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